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jueves, 1 de diciembre de 2011

Necesidades.

Desde siempre, la gente tiene necesidades. Necesitamos respirar, necesitamos comer, necesitamos beber, algunos necesitamos hasta fumar... Tratamos de conseguir esa idea de Bien de la que hablaba Platón, y nos pasamos la vida aumentando todas estas necesidades, dependiendo cada vez de más cosas, y lo cierto es que nos volvemos egoístas, queremos cada vez más, y nunca cubrimos del todo nuestras necesidades. Queremos una casa enorme, un gran fajo de billetes en la cartera, un coche caro pero más feo que un pie, todo lo que se nos ocurra para vacilar a los demás... Pero en lo último que pensamos es en el esfuerzo que conlleva, otra de esas necesidades que parecemos tener es la vagueza, el esperar que lo hagan todo por nosotros. Todo eso hasta que comienzas a descubrir la felicidad en las cosas pequeñas, pasas de lo material, coges los momentos y los haces perfectos. Cuando te quieres dar cuenta, cosas tan simples como ver a esa persona sonreír por ti, no poder apartar la vista de ese ser entre los millones de seres del mundo que significa tanto para ti... Te hacen olvidar todo lo malo durante unos pocos segundos, y eso se acaba convirtiendo en necesidad. Una auténtica obsesión, podría decirse. Ciertamente no sé si necesitar a una persona es algo bueno o perjudicial, pero también es verdad que cuando tienes una necesidad la consideras imprescindible en tu camino a la felicidad, sea cual sea. Simplemente es tu válvula de escape de la realidad, del mundo y los problemas que te rodean, es esa burbuja que te mantiene aislada de toda la mierda, porque te rodeas de él en todos los aspectos de tu vida diaria. Ya no sabes despertarte sin darle los buenos días, no sabes dejar de hablarle cuando no estás con él, no sabes escuchar música sin tratar de relacionarla, no sabes ver vuestras películas tú sola, no sabes mirar con cara de tonta a otra persona, no sabes abrazar de esa forma a nadie... No sabes hacer prácticamente nada sin él. Y sabes perfectamente que eso no es bueno, que es hasta exagerado pero es tan reconfortante saber que él está ahí por ti y tú por él... Convertirlo en tu vida y no darle importancia a nada más... El invierno se vuelve calentito a su lado, el dolor pierde sentido, las lágrimas no son más que nuevas lecciones, las discusiones son maneras de cambiar lo que haces mal sin darte cuenta, comer helado de chocolate se vuelve tan delicioso a su lado de madrugada, la perfección adquiere tantas formas...
Pensándolo bien, es algo egoísta quererte sólo para mí, pero es que soy tan tuya que por definición no puedes dejar de ser mío.

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