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lunes, 12 de diciembre de 2011

Odio echarte de menos.

Echo de menos sus palabras. Sus abrazos. Sus canciones que descifraban como me sentía. Echo de menos su mirada. Ese susurro al oído que decía te quiero, con toda la sinceridad del mundo. Echo de menos sus consejos. Su forma de andar. Su actitud pasota pero que en el fondo, se preocupa por todo. Echo de menos sus conversaciones. Sus llamadas de teléfono. Las horas que pasábamos hablando aún teniendo que estudiar... 

Echo de menos sus bromas. Su forma de vestir. Su risa. El humo del cigarrillo que se fumaba cuando le ponía nervioso. Echo de menos su portal. El parque donde nos sentábamos a pasar el tiempo el uno al lado del otro. Echo de menos lo cabezón que era. Lo segura que me sentía junto a él. Echo de menos los días en la playa. Las noches de verano. Aquellas noches que nos sentábamos en la plaza para hablar. Echo de menos cuando me acompañabas a casa aunque antes te negabas ha hacerlo. Como me convencías para salir un día de lluvia... Echo de menos todos los días que he pasado contigo. Todos los momentos que he vivido junto a ti, todos nuestros enfados y reconciliaciones. Nuestros ya no te hablo y te encuentro de repente. Recuerdo perfectamente el día que te conocí, pensaba que iba a durar para siempre, pero me equivoqué pues ahora mismo no puedo saber nada de ti, y ¿sabes que? Lo odio. Odio no poder saber como estás, no poder hablarte, saludarte, mirarte, abrazarte... en fin... odio no poder hacer todo eso que hicimos algún día.
Aquí viene lo gracioso... ¿sabes porqué? Porque a pesar de todo, me importas y aunque algún día dije todo lo contrario, ahora me estoy dando cuenta de que me haces falta, de que te echo de menos. Porque necesito que estés ahí, como siempre has estado... a mi lado. Porque ni yo misma entiendo por qué me pongo a ver esas fotos de verano, esos mensajes, esas canciones, esas palabras escritas que quedaron en el olvido...

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